jueves, 19 de junio de 2014

Como no te voy a querer si me has hecho campeón del mundo por primera vez.

España querida, España amada. Ayer, hoy y siempre. ¿Qué ha pasado?

No sé si alguna vez he estado tan decepcionada futbolísticamente. Quizás la última vez que me sentí así fue el año del triplete del F.C.Barcelona, pero esto es otra historia. Esto es la selección y esto duele de otra forma.
Esto duele mucho. Pero esto es fútbol. La vida duele más. El problema es cuando vives el fútbol como parte de tu vida, pero solo puedes participar gritando a una pantalla, animando en la distancia y dándolo todo por aquello que deseas. Por eso duele cuando los que sí que pueden hacer algo más, cuando los que pueden cumplir millones de deseos y sueños, cuando los que tienen puesta la camiseta más ansiada no saben honrarla. 

Pero también duele cuando la afición demuestra ser una mala afición que rechaza apoyar a su equipo hasta el último minuto, eso duele y es una lástima. Duele ser de las pocas personas que creía, pero también hace sentirse a una bien. Y a la vez mal. Cuanto apoyan muchos en la victoria, que pocos quedan en la derrota. Esto es un conjunto de tantas cosas que ninguna palabra encaja en nada de lo que escribo. Pero lo hago. Escribo porque yo no tengo otra voz, y porque yo no podía salir ahí a dejarme el alma, aunque me la haya dejado de otra forma.

Formo parte de una generación que quizás se ha acostumbrado demasiado a vencer, pero esto es un juego en el que se gana o se pierde. Llevamos toda la historia jugando como hoy: con grandes jugadores que se bloquean en las grandes competiciones. Pero este error va más allá. Este error empieza con la lista, y como lo siento Del Bosque, esta no era la lista de los mejores actualmente en España. Ha sido la lista de los mejores de la historia de España. ¿Un homenaje? Muchos dicen que es un homenaje a esta generación, pero esto no ha sido ningún homenaje, ha sido una vergüenza para todos ellos

El otro error es de toda la plantilla, pues aunque no fuera la mejor convocatoria, no era un equipo que tuviera que perder así, no era este un equipo que no tuviera armas para luchar más. No entiendo que han hecho. Es demasiado confuso. Podíamos perder, pero no así.

Aún así… Gracias Selección. Gracias por enseñarme que ningún sueño es demasiado grande, gracias por demostrarme lo grandes que podemos llegar a ser, gracias por enseñarme a vencer y a perder, gracias por darme tanta alegría, gracias por cada toque, gracias por cada entrega, gracias por dejarte el alma hasta que dejaste de hacerlo, gracias por honrar al fútbol español y a su historia, gracias por las dos eurocopas, gracias por la estrella más preciosa.

Gracias Iker por dejar con la boca abierta a Buffon en los cuartos , gracias por parar el penalti a Paraguay, gracias por poner todo tu corazón en esto, gracias por soportar las gilipolleces de muchos metiéndose en tu vida privada, gracias por ser español, gracias por plantarle cara a Robben, gracias por tus disculpas, gracias por tu humildad, gracias por tu esperanza y fe, gracias por ser siempre tú en la victoria y en la derrota. Gracias Capitán.
Gracias Iniesta por hacer gritar a 46 millones a la vez en aquel minuto 116. 
Gracias Xavi por ser el director de la orquesta más bella que jamás he visto. 
Gracias Puyol por saber retirarte a tiempo y por meter tu alma en aquel cabezazo en la semifinal contra Alemania, gracias por darnos la final de nuestra vida. 
Gracias Xabi Alonso por soportar los tacos del holandés en tu pecho y mantener tu corazón latiendo por lo mismo que todos nosotros. 
Gracias Ramos por tener el espíritu que necesitábamos y la confianza cuando cogías el balón y levantabas la vista. 
Gracias Piqué por ser un muro, por evitarme muchos infartos. 
Gracias Jordi por ser el pequeño veloz que reventó a Italia en la final de la Euro2012. 
Gracias Busquets por cada pase hacia delante, por cada hueco encontrado. 
Gracias Torres por iniciar la leyenda con ese gol que hacía a España grande en aquella final de Viena. 
Gracias Villa por ser una auténtica maravilla, gracias por ser el mejor del Mundial de Sudáfrica y por morir por esta camiseta. 
Gracias Cazorla por cada disparo cuando nadie disparaba. 
Gracias Silva por las ganas y la lucha. 
Gracias Juanfran por aguantar en el banquillo con toda tu frustración. 
Gracias Pepe Reina por ser lo que España necesitaba, alma pura, alegría. 
Gracias De Gea por la paciencia, eres futuro. 
Gracias Pedrito por correr sin aliento.
Gracias Fabregas por romper el maleficio de cuartos contra Italia.
Gracias Mata por estar siempre ahí, cuando España te necesitaba. 
Gracias Koke por demostrar lo que son las ganas de ganar y de luchar.

Gracias a todos los demás que estuvieron en la Euro08, en el Mundial Glorioso y en la Euro12. Gracias de corazón por tanta alegría y tanta pasión. 
Gracias Luis Aragonés por darle a España lo que necesitaba: una nueva identidad y más garra que ninguna Furia pasada. 
Gracias Marqués Del Bosque por amar este deporte, por subirnos a los altares y por tu valentía.

Os lo agradezco a todos. A muchos os daría un abrazo y os mataría a la vez, pero sé que ya queréis moriros por dentro vosotros mismos. Me imagino como os sentís y no siento ninguna necesidad de machacar a ninguno de vosotros, me habéis dado demasiado para ello.

Te quiero mucho, España. Y te lo agradezco todo. Jamás perderé la fe en ti. Luchemos y ganemos a Australia y a por la Eurocopa 2016, nos vemos en Francia




Como no te voy a querer, si me has hecho campeón del mundo por primera vez. 

martes, 4 de febrero de 2014

Parece que...


Detesto las generalizaciones. Parece que en esta sociedad las etiquetas son algo obvio e indiscutible. Parece que todo el mundo tiene derecho a decir cómo eres y además no equivocarse en ello. Parece que los prejuicios no son prejuicios, sino juicios perfectos sobre quién eres.
Por eso la gente generaliza con todo. 

Parece que por llevar una cruz en el cuello soy una católica radical que opina que los homosexuales están enfermos o que considero al hombre por encima de la mujer, o mucho peor: que no me cuestiono las cosas, que solo sigo unos principios sin pensar sobre ellos.

Parece que por escuchar un grupo de música que gusta a niñas, yo me convierto en una. Que por gustarme un grupo de cinco chicos, soy una niñata que solo se fija en el físico y que no sé apreciar la “buena música”.

Parece que por ser del Real Madrid, estoy de acuerdo con todas las decisiones que toman y que si algún madridista hace una gilipollez, yo también soy gilipollas. Que si mi equipo gasta dinero innecesariamente tal y como están las cosas, yo lo apruebo y soy una inconsciente y una capitalista de mierda.

Parece que si me gusta protestar por lo que considero injusto pero persigo las protestas violentas porque también las considero injustas, soy una “pacifista porculera”. Que si creo que la violencia solo genera violencia y que las cosas deben arreglarse de otro modo, soy una idealista, una ilusa y una soñadora que ya despertará.

Parece que si defiendo las fuerzas de seguridad del estado, estoy de acuerdo con las guerras, con las cargas policiales excesivas y con el abuso en cuanto a multas de tráfico.

Parece. Parece. PARECE. Estoy harta de las etiquetas, estoy harta de los prejuicios, estoy harta de que la gente por un gesto se empeñe en definirte. Poca gente me conoce de verdad y a poca gente conozco de verdad. Todos tenemos ideas sobre todos, pero esta sociedad me da asco. Me da asco no ser libre. Libre para decidir quién soy. Esta sociedad nos quita la libertad solo por imponernos unas conductas según lo que te gusta.

Si te gusta el pop, no te puede gustar el hip-hop. Si te gusta el Madrid, no hablarás nunca bien del Barça. Si te gusta el fútbol, pasas del resto de deportes. Si te gusta One Direction o Justin Bieber apestas y eres una cría y no te puede gustar un grupo de rock. Si eres de letras, detestas a las ciencias. Si eres católica eres una atrasada mental de siglos y homofóbica. Si estás en contra de las protestas violentas eres sencillamente un estorbo y una indecisa.


Que cansada me tenéis algunos. Lo más gracioso es que leeréis esto y pensaréis a lo mejor: “Ya ves, la gente solo pone etiquetas. No se respeta nada.” Probablemente muchos de vosotros hacéis lo mismo. Muchos de los que leéis esto sé que lo hacéis porque fijo que muchos de los que estáis leyendo esto me lo habéis hecho alguna vez. Si, tú. Hola. No voy a meteros a todos en el saco, pues algunos sé que no etiquetan a la gente y otros sencillamente no lo sé. Pero los que sé que sí que lo hacéis y que lo seguiréis haciendo... vuestra etiqueta está clara: IMBÉCILES.

domingo, 12 de enero de 2014

¿Personas o máquinas?

¿Somos como máquinas? Si.
No puedo escribir esto y quedarme tan tranquila, esto es complejo y requiere una explicación.

A lo mejor tú, que estás leyendo esto, ya has pasado por esta reflexión. Quizás has superado estos pensamientos sin percatarte de que lo estabas haciendo, solo arrastrado por las circunstancias que te obligaron a cambiar de actitud. O quizás nunca has tenido que pensar sobre esto porque nunca has vivido como una máquina, porque siempre has sido libre. De hecho, tras leer esto, tú, que a lo mejor vives como una máquina, seguro que te has incluido en este grupo de los libres. Yo lo habría hecho.

¿Sabes que es vivir como una máquina? A lo mejor la idea que te ronda la cabeza ahora mismo (además de pensar que soy una rayada) sea que una máquina es algo que actúa según una programación, sin libertad, sujeta a ciertos mecanismos para reaccionar a una cosa u otra y que frente a determinadas cosas directamente no funciona.

Ese quizás es el concepto más general de máquina, al menos el que a mi se me ocurre. Pero traslademos eso a un humano, un humano como si fuera una máquina, un humano sin libertad. ¿Cómo una persona puede llegar a olvidar que es una persona? Al fin y al cabo, nuestro cuerpo es una máquina, una de las más perfectas que puedan existir, pero una máquina. Una máquina programada, que tiene reacciones a todo continuamente y la mayoría sin ser nosotros conscientes de ello, y es una máquina que en algunos momentos falla, se detiene.
No hay duda de que somos eso, pero somos más complejos (y en el fondo más simples), o al menos deberíamos ser algo más... ¿no?

El problema del que pretendo hablar es de aquella persona que más allá de su máquina natural vive y actúa como si fuera una. Créeme que sé de lo que hablo, yo he sido una. A lo mejor tu lo eres, pero no te vas a dar cuenta porque esté aquí escrito.

Ser una máquina es estar programados, vivir por inercia, como si tuviéramos unas reacciones establecidas ante cualquier circunstancia, como un guión aprendido y un personaje estudiado. Una persona programada no sabe que lo está y no puede despertarse voluntariamente.
Lo más grave de ser una persona así es que la forma en la que ves el mundo se sostiene sobre ideas también programadas. Estarás quizás preguntándote qué implica eso de ser un humano programado, qué significa. Si eres una persona programada, esa programación que llevas se ha creado en tu pasado y si sigues viviendo así, será también tu futuro cuando este presente sea pasado. Si eres una persona programada tu mente actúa como tu cuerpo, es decir: el cuerpo cuando algo va mal nos lo dice mediante el dolor físico para que le pongamos remedio. Con tu mente si estás programado ocurre que nuestra visión errónea y sujeta por nuestro pasado de la realidad nos hará sentir miedo, confusión, rechazo y soledad donde no la hay. Sentiremos que estamos fuera sin probablemente estarlo. Pero para nosotros, para ti, para mi, para las personas máquinas, esa es la realidad.

Y al estar programado es algo que en tu mente ¡no tiene discusión y necesita ser arreglado! Y reaccionarás, la máquina actuará para defenderse. Harás algo por dejar de sentirte así. Cada persona reacciona de una forma y estás tan dormido y con los ojos tan intensamente cerrados que aunque la verdadera realidad no cese de golpearte para que despiertes, te darás motivos y explicaciones con tal de no reconocer que estabas equivocado respecto a todo lo que te rodea.

¿Cómo entonces puedo estar hablando de esto como si yo lo hubiera sufrido si mantengo que no se puede despertar de forma consciente y voluntaria? Porque no se puede despertar diciendo: "¡Ya está, me despierto, voy a cambiar!" En mi caso es porque el golpe de la realidad, ese golpe de gracia, fue tan brusco que me obligó, no a despertar, pero sí a pensar de otra forma, apartándome de la programación establecida, sintiendo cosas para las que mi máquina no tenía reacciones.
Sin embargo, deja que te sorprenda diciéndote que ha sido hoy cuando yo me he visto reflejada como una máquina. Esto no quiere decir que haya despertado ya, ni mucho menos. Lo único que quiere decir es que he decidido creer. He decidido asumir que me equivocabaHe decidido tener fe. Fe en que las cosas no son como las veo, fe en que hay mucho más, fe en que soy una persona libre sin ataduras puestas por mi misma, o que al menos puedo serlo. Fe en que se puede dejar de ser máquina. Ese es el primer paso. Tener fe, ya que es algo por lo que no tenemos evidencias, solo podemos creerlo.

Cuesta creer que las cosas no son como crees cuando nunca te planteas que así sea. Seguramente seas o no una máquina pienses que todo esto es absurdo. Si no eres máquina creerás que le he dado muchas vueltas a una tontería, si eres máquina pensarás como el que no lo es porque no sabes que lo eres. ¿Alguien puede asegurarnos que somos lo que somos y no vivimos en un sueño? No, es algo en lo que creemos sin planteárnoslo, tú no te lo planteas porque es en lo que estás inmerso como el pez que vive rodeado de agua y en consecuencia no reconoce un mundo de tierra o aire. Pero nosotros tenemos una diferencia con ese pez. Nuestra diferencia es que por mucho que nos pongan o tengamos falta de libertad física, nuestra libertad mental jamás podrá ser arrebatada en su totalidad. Nuestro interior puede ser libre y podemos cambiar la forma de ver el mundo y de relacionarnos con él.

Si has llegado aquí a lo mejor es que te planteas algo o como mínimo te parece interesante, así que deja que te diga algo:
No eres una máquina, no consientas serlo.  Una vez que tengas fe en que hay mucho más de lo que siempre has pensado que había, una vez que tengas eso clarísimo atrévete a mirar todo otra vez con la curiosidad de un niño que lo hace por primera vez, sin ataduras del pasado, sin mecanismos de reacción. Que no te asuste ser libre.

Yo no soy aún libre, pero tengo fe en que lo seré.  Estoy convencida de ello.

(os recomiendo pensar en esto con estas dos canciones de Vetusta Morla, inspiración y respuesta para mi)