domingo, 12 de enero de 2014

¿Personas o máquinas?

¿Somos como máquinas? Si.
No puedo escribir esto y quedarme tan tranquila, esto es complejo y requiere una explicación.

A lo mejor tú, que estás leyendo esto, ya has pasado por esta reflexión. Quizás has superado estos pensamientos sin percatarte de que lo estabas haciendo, solo arrastrado por las circunstancias que te obligaron a cambiar de actitud. O quizás nunca has tenido que pensar sobre esto porque nunca has vivido como una máquina, porque siempre has sido libre. De hecho, tras leer esto, tú, que a lo mejor vives como una máquina, seguro que te has incluido en este grupo de los libres. Yo lo habría hecho.

¿Sabes que es vivir como una máquina? A lo mejor la idea que te ronda la cabeza ahora mismo (además de pensar que soy una rayada) sea que una máquina es algo que actúa según una programación, sin libertad, sujeta a ciertos mecanismos para reaccionar a una cosa u otra y que frente a determinadas cosas directamente no funciona.

Ese quizás es el concepto más general de máquina, al menos el que a mi se me ocurre. Pero traslademos eso a un humano, un humano como si fuera una máquina, un humano sin libertad. ¿Cómo una persona puede llegar a olvidar que es una persona? Al fin y al cabo, nuestro cuerpo es una máquina, una de las más perfectas que puedan existir, pero una máquina. Una máquina programada, que tiene reacciones a todo continuamente y la mayoría sin ser nosotros conscientes de ello, y es una máquina que en algunos momentos falla, se detiene.
No hay duda de que somos eso, pero somos más complejos (y en el fondo más simples), o al menos deberíamos ser algo más... ¿no?

El problema del que pretendo hablar es de aquella persona que más allá de su máquina natural vive y actúa como si fuera una. Créeme que sé de lo que hablo, yo he sido una. A lo mejor tu lo eres, pero no te vas a dar cuenta porque esté aquí escrito.

Ser una máquina es estar programados, vivir por inercia, como si tuviéramos unas reacciones establecidas ante cualquier circunstancia, como un guión aprendido y un personaje estudiado. Una persona programada no sabe que lo está y no puede despertarse voluntariamente.
Lo más grave de ser una persona así es que la forma en la que ves el mundo se sostiene sobre ideas también programadas. Estarás quizás preguntándote qué implica eso de ser un humano programado, qué significa. Si eres una persona programada, esa programación que llevas se ha creado en tu pasado y si sigues viviendo así, será también tu futuro cuando este presente sea pasado. Si eres una persona programada tu mente actúa como tu cuerpo, es decir: el cuerpo cuando algo va mal nos lo dice mediante el dolor físico para que le pongamos remedio. Con tu mente si estás programado ocurre que nuestra visión errónea y sujeta por nuestro pasado de la realidad nos hará sentir miedo, confusión, rechazo y soledad donde no la hay. Sentiremos que estamos fuera sin probablemente estarlo. Pero para nosotros, para ti, para mi, para las personas máquinas, esa es la realidad.

Y al estar programado es algo que en tu mente ¡no tiene discusión y necesita ser arreglado! Y reaccionarás, la máquina actuará para defenderse. Harás algo por dejar de sentirte así. Cada persona reacciona de una forma y estás tan dormido y con los ojos tan intensamente cerrados que aunque la verdadera realidad no cese de golpearte para que despiertes, te darás motivos y explicaciones con tal de no reconocer que estabas equivocado respecto a todo lo que te rodea.

¿Cómo entonces puedo estar hablando de esto como si yo lo hubiera sufrido si mantengo que no se puede despertar de forma consciente y voluntaria? Porque no se puede despertar diciendo: "¡Ya está, me despierto, voy a cambiar!" En mi caso es porque el golpe de la realidad, ese golpe de gracia, fue tan brusco que me obligó, no a despertar, pero sí a pensar de otra forma, apartándome de la programación establecida, sintiendo cosas para las que mi máquina no tenía reacciones.
Sin embargo, deja que te sorprenda diciéndote que ha sido hoy cuando yo me he visto reflejada como una máquina. Esto no quiere decir que haya despertado ya, ni mucho menos. Lo único que quiere decir es que he decidido creer. He decidido asumir que me equivocabaHe decidido tener fe. Fe en que las cosas no son como las veo, fe en que hay mucho más, fe en que soy una persona libre sin ataduras puestas por mi misma, o que al menos puedo serlo. Fe en que se puede dejar de ser máquina. Ese es el primer paso. Tener fe, ya que es algo por lo que no tenemos evidencias, solo podemos creerlo.

Cuesta creer que las cosas no son como crees cuando nunca te planteas que así sea. Seguramente seas o no una máquina pienses que todo esto es absurdo. Si no eres máquina creerás que le he dado muchas vueltas a una tontería, si eres máquina pensarás como el que no lo es porque no sabes que lo eres. ¿Alguien puede asegurarnos que somos lo que somos y no vivimos en un sueño? No, es algo en lo que creemos sin planteárnoslo, tú no te lo planteas porque es en lo que estás inmerso como el pez que vive rodeado de agua y en consecuencia no reconoce un mundo de tierra o aire. Pero nosotros tenemos una diferencia con ese pez. Nuestra diferencia es que por mucho que nos pongan o tengamos falta de libertad física, nuestra libertad mental jamás podrá ser arrebatada en su totalidad. Nuestro interior puede ser libre y podemos cambiar la forma de ver el mundo y de relacionarnos con él.

Si has llegado aquí a lo mejor es que te planteas algo o como mínimo te parece interesante, así que deja que te diga algo:
No eres una máquina, no consientas serlo.  Una vez que tengas fe en que hay mucho más de lo que siempre has pensado que había, una vez que tengas eso clarísimo atrévete a mirar todo otra vez con la curiosidad de un niño que lo hace por primera vez, sin ataduras del pasado, sin mecanismos de reacción. Que no te asuste ser libre.

Yo no soy aún libre, pero tengo fe en que lo seré.  Estoy convencida de ello.

(os recomiendo pensar en esto con estas dos canciones de Vetusta Morla, inspiración y respuesta para mi)

1 comentario: